domingo, 4 de enero de 2009

Entrevista en Correo a Francisco Ángeles sobre LA LÍNEA EN MEDIO DEL CIELO

Por Carlos Sotomayor
Francisco Ángeles se hizo conocido en el ciberespacio a través del concurrido Porta9. Ahora nos presenta su primera novela, La línea en medio del cielo (Revuelta editores, 2008), un libro que nos revela a un autor original que no le rehúye a los riesgos formales.
Correo: ¿Cómo surge la idea de la novela?
Francisco Ángeles: La idea inicial era retratar un momento propio, pero sólo el momento, no la circunstancia. No quería hacer algo autobiográfico, pero sí representar el momento de la época final de la dictadura de Fujimori. Y mi sensación era la misma del protagonista, es decir, la de un tipo que está absolutamente indiferente con el contexto, que no le importa lo que está pasando y tampoco tiene mucha noción de qué es exactamente lo que pasa. Yo quise hacer una indagación, pero tratando de dar una respuesta a cuál era el punto de contacto entre lo que estaba sucediendo en la política y mi propia vida. Porque para mí también había sido un año duro, muy convulso, me pasaban muchas cosas y yo no entendía bien cómo era.
C: Si bien la trama está enmarcada por una atmósfera política, no se trata para nada de una novela realista.
FA: Sí, la plantee exactamente así, yo no quería que fuera una novela realista, por varias razones. Por un lado, por una apuesta estética. Pero, además, no llega a hacerse un retrato fiel por que yo quería que la novela fuese un reflejo de cómo yo veía en esa época la situación política. Y yo la veía así, de manera fragmentada, porque lo escuchaba de mis amigos que sí estaban interesados en el tema e iban a las marchas y trataban de despertar en mí una conciencia política, pero no lo consiguieron nunca. Yo pensé que eso sí se podía representar y que podía salir una novela con una lógica propia.
C: La línea en medio del cielo es suceptible a múltiples lecturas...
FA: He recibido varios tipos de interpretaciones. Y ninguna es la que que yo tenía exactamente en la cabeza, pero sí me parece interesante que las haya. También me parece interesante que se hayan fijado en el título de la novela, y que me pregunten por él.
C: El protagonista busca un sentido para su existencia a través de la escritura de un cuaderno.
FA: Más allá de lo que le pasa a los protagonistas, sí quería dejar marcado lo que para mí ha ha sido la escritura en aquella época. Una época en la que, como mucha gente joven, creía en esa idea romántica de la literatura como un espacio de salvación, de redención. Y, además, de búsqueda de sentido de las cosas que van pasando. Y me refiero a un sentido más literal, no sólo para qué sirve tal cosa, sino qué es exactamente lo que ha pasado.
C: Otro elemento interesante es la ambigüedad que subyace a la novela.
FA: Sí, la ambigüedad está presente. Por eso me parece curioso que algunas personas que me han comentado sobre el libro puedan ver eso como una falla. Es como si lo político, la dictadura, si no están representados a lo Vargas Llosa estaría mal. Yo creo que no, entonces me gustaría que lean la novela como lo que es. Como que todavía está muy fuerte la idea del realismo, como una vertiente ideal, superior.
C: Leyendo la novela advierto la influencia de Bellatín. ¿Qué otros autores han sido referenciales?
AF: Sí, para este libro reuní a un grupo de obras que no son necesariamente las mejores que he leído, pero sí las más interesantes por algunos elementos en concreto. Y entre esos libros están, sobre todo, uno de Bellatín y uno de Piglia: Salón de belleza y Respiración artificial. Pero no sólo ellos, también hay cosas de Tabucchi e Ishiguro, que es un escritor que me gusta mucho.
Publicado en Correo

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