sábado, 22 de agosto de 2009

DEMOLER. Entrevista a Carlos Torres Rotondo en Luces (El Comercio)

El rock peruano como literatura
“DEMOLER. UN VIAJE PERSONAL POR LA PRIMERA ESCENA DEL ROCK EN EL PERÚ 1957-1975” ES EL SEGUNDO LIBRO DE CARLOS TORRES ROTONDO. UN DOCUMENTO DEFINITIVO SOBRE EL ROCK NACIONAL
Por: Francisco Melgar Wong
La historia que se relata en tu libro empieza en 1957 y acaba en 1975. ¿Por qué no quisiste investigar lo que ocurrió después, en la escena de los años ochenta?
El rock peruano empieza en 1957. La última grabación de esa generación se da en 1975. De 1975 a 1983 el rock regresa a las catacumbas, hasta que a partir de 1984 estalla la movida subterránea y, paralelamente, el fenómeno del pop en castellano. Con este silencio de ocho años enfrentar la segunda época del rock peruano implicaba tratar otro universo ficcional y utilizar otra metodología, y lo que yo quería era crear un mundo cerrado que la primera escena sí contenía. Los rockeros que empezaron a hacer música en los ochenta, entre los cuales se cuenta mi generación, no sabíamos qué había pasado en esa época. Ese es un proceso de descubrimiento que ha comenzado hace diez años. Proceso del cual este libro es parte, por supuesto.
¿Existe un espíritu común que hermana a las bandas peruanas de esa época?
Te respondería con lo que dijo Rob Younger, cantante de Radio Birdman, el gran grupo punk de la movida australiana, cuando Íñigo Munster le puso el disco de los Saicos: “Esto no suena como punk inglés ni como punk estadounidense. Esto es otra cosa”.
“Demoler”, el nombre del libro, es también el título de la canción más popular de los Saicos…
El título del libro hace alusión a la canción más conocida de la primera escena del rock en el Perú, al primer hit netamente peruano y a un espíritu que es el espíritu del libro.
El libro no está escrito de forma puramente documental. ¿Quisiste crear un texto a medio camino entre lo periodístico y lo literario?
El periodismo es la dictadura del presente. Lo que yo he querido hacer es reconstruir una época. He utilizado muchas técnicas, sobre todo del nuevo periodismo, dado que tenía que hacer preguntas rarísimas, además de entrevistas kilométricas para reconstruir escenas. Pero lo que yo quería era hacer escenas, crear una narrativa, quería que cada historia fuera un cuento. He intentado hacer todo lo posible para que el libro se lea como una novela y que la gente se interese por la excelente música que se hizo en ese momento. Es ridículo que hagan ediciones en España, en Estados Unidos, en Inglaterra, en Japón y que los peruanos mismos no sepamos que existe el disco de Zulu, que es un discazo que habla sobre San Isidro y sobre emociones que yo he sentido.
Uno de los protagonistas del libro es tu padre, quien fuera bajista de Pax y de El Humo. ¿Eso motivó la investigación?
Mi padre fue uno de los protagonistas de la época. Este libro no es solo una genealogía del rock, algo que le puede interesar a todo el mundo, sino también una búsqueda del lugar de donde vengo, de la tradición con la que voy a dialogar.
El libro lo escribiste en España a lo largo de diez años. ¿Alejarte del Perú permitió que te acercaras de manera más objetiva a los hechos?
El libro lo escribí en España haciendo trabajos proletarios. Nadie me financió. La llamada a Saúl Cornejo de We All Together fue de una cabina telefónica desde donde podía hacerla gratis. Lo hice con muchas limitaciones, por eso regresé a Lima para confirmar datos y fue un “hazlo tú mismo” en todo sentido. Ese viaje a España fue un viaje temporal hacia esa época.
¿Qué fue lo que más te llamó la atención a lo largo de tu trabajo?
El abandono en el que encontré a muchos músicos. Mucha gente estaba en la calle. Es como si el Perú los culpara por hacer algo bello. Espero que este libro solucione un poco ese olvido.

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